viernes, septiembre 17, 2010

Adiós, muñeca …

Estamos hartos de lamer hormigas.


Hasta cuándo morderemos el candado?


Sería más humano que te fueras


Por esa puta puerta y no volvieras más.


Yo, qué decir? Soy el sonajero negro


Que se hunde en el barro de las transparencias.


Y vos? Bueno, aniquilando un poco los rumores


Sos la fiel servidora de los huesos hervidos.


No los quiero más, mujer de bronce,


Tus pechos me saben a naranjas y a licuados!


Tu espalda es el país donde regalan chocolates!


Pero en tu corazón viven los malos de los westers.


Adiós, amor, adiós, amiga mía!


Juntos compartimos un tiempito del tiempo terrestre, pero ya no podés embriagar estatuas


Ni borrar con la lengua las estrellas del cielo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

pero será de dios no se ve la cosa no se ve!!! grrrr

Anónimo dijo...

la belieza es el don que nos ha dado dios. Ernesto

Unknown dijo...

Así es Don Ernesto, si es al pedo rempujar cuando el sorete es largo, es lo que yo digo