Estamos hartos de lamer hormigas.
Hasta cuándo morderemos el candado?
Sería más humano que te fueras
Por esa puta puerta y no volvieras más.
Yo, qué decir? Soy el sonajero negro
Que se hunde en el barro de las transparencias.
Y vos? Bueno, aniquilando un poco los rumores
Sos la fiel servidora de los huesos hervidos.
No los quiero más, mujer de bronce,
Tus pechos me saben a naranjas y a licuados!
Tu espalda es el país donde regalan chocolates!
Pero en tu corazón viven los malos de los westers.
Adiós, amor, adiós, amiga mía!
Juntos compartimos un tiempito del tiempo terrestre, pero ya no podés embriagar estatuas
Ni borrar con la lengua las estrellas del cielo.
3 comentarios:
pero será de dios no se ve la cosa no se ve!!! grrrr
la belieza es el don que nos ha dado dios. Ernesto
Así es Don Ernesto, si es al pedo rempujar cuando el sorete es largo, es lo que yo digo
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