
Veo a mi lado seres semejantes a mí con sus almas rebosantes, infladas de felicidad, que son cáscaras, son mugre, son restos de uñas cortadas para el resto del mundo porque parece menospreciarlos con tanta fuerza como ellos lo desprecian haciendo uso de su dicha. Con sus cuerpos parecen decir que nuestras existencias (la de sus vecinos) no sólo no son nada, sino que son poco menos que nada, son la basura del universo, cosas mezcladas con ruidos y con humo, un revoltijo de porquerías que se debate en lamentos y que en ese fragoroso tumulto sólo se ve la corrupción de nuestra débil carne. Pero allí reside la duda de nuestra existencia, pues nos vernos envejecer caminado ciegos hacia la muerte. Vemos que por un lado el cuerpo se muere con la duda y por el otro con los pecados y la débil corrupción. Aunque creo que no nos espanta la muerte, sino que nos duele vernos ciegos, sucios y fríos, solos. Por allá hay algunos que hablan de la no existencia de Dios, o de que no hay Dios pero es sólo para despotricar contra la Iglesia, y para poder escupir hostias o correr a mear el agua bautismal, cuando no se dan cuenta de lo necesaria que es la idea de Dios. La de un orden que todo lo tranquilice y lo legisle. El hombre fija una realidad para poder organizarse y vivir su vida productiva, comunicándose y relacionándose con otros por medio del lenguaje, pero necesita en un momento a Dios, en el necesario momento paralelo a la actividad productiva que algunos llaman ocio, algunos arte, otros religión o belleza y que llena momentos aparte del trabajo, es decir, es la tranquilidad, allí es necesaria la idea de Dios, es cuando el hombre piensa en sí mismo, en su grupo, en su realidad. Momento que viene luego de su vida, es la noche cuando se reúne y cuenta historias, o cuando celebra sus ritos o cuando baila y disfruta del opio. Dios es necesario, por lo menos su sombra debe estar allá a lo lejos en un monte, sobre una planta cerca del horizonte; es decir Dios debiera siempre estar porque es necesario para el orden y para el hombre. Porque el hombre debe descansar para seguir trabajando, derritiendo su propia tranquilidad con diversión. El hombre moderno hace competir la idea de un dios contra la idea de una realidad necesaria y establecida y publicitada. Siempre se podrá decir que una es más necesaria que la otra, siempre se encontrarán argumentos para una u otra como esenciales para lo real. Por un lado los textos místicos, y por otro las legisladas informaciones periódicas, que vendrán a apuntalar con rigideces aquellas ideas. Pero ambas son versiones, sólo versiones, de las que se ríe con dientes filosos y la verdadera realidad que no conocemos. Pues parece que más allá de lo dicho anida algo. Más acá hay quienes creen en Dios pero son como curas físicoculturistas con descomunales miembros que atoran al mundo con su fe, sustentada por la fuerza de sus puños brutales. Por un lado no ven los problemas que suscita la palabra Dios y por el otro no ven más allá de sus ignorantes glándulas a las otras maneras de la fe como la anarquía, el ateísmo, el nihilismo, la filosofía, la historia, el lenguaje, etc, etc. Hoy nos mostramos como hombres huecos, pero es el momento de la historia en que tenemos más herramientas e ideas, hay muchísimas posibilidades de elección pero no queremos elegir porque somos temerosos. Aunque creemos en el progreso rompemos las cunas de la civilización, y siendo ignorantes que se ríen con desprecio nos revolcamos en la barbarie más horrorosa. Somos cultura hecha carne, por lo tanto somos frutos de semillas variadas, es decir hay plurales manifestaciones que no conocemos y que deberíamos indagar para no ser injustos más allá del bien y del mal. Somos hermanos aunque nuestro padre sea el desconocido que pasó sin vernos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario