Mundo capital...
Espíritu nervioso, acosado por la modernidad,
sosiégate o perece, o aspira hierbas soñadoras
en virtud de tu mente brillará consoladora
la muerta luz de una lámpara en la atrocidad.
Te desmaya el trabajo, esclavo comercial,
el tiempo alquila tu existencia, eres tenaza o sello,
y que importa el arte ¡al diablo con lo bello!
Al diablo dices con todo, maldita la humanidad.
La mente calcinada y el espíritu explotado
revienta la carne del alma salpicando las paredes.
El cielo es una prensa metálica que desciende.
Vemos pasar las horas, días, meses y años,
progresa la industria, avanza la ciencia y el presente.
¡viva el mundo capital, más tú hombre perece!.
El hombre reproductor...
Ahora quiero un hijo
para justificar mi paso por la tierra
y afrontar al cabo los problemas
que ahorcan a los individuos.
Lavar mi rostro todas las mañanas
para ver en el espejo
el insólito reflejo
de ser parte, al menos, del Hombre y sus mañas.
El Hombre y el Animal
comen y defecan, se reproducen y mueren
¡La vida que te lame es la misma que te muerde!.
Reproduzcámonos, ¡a fornicar!,
quiero un hijo y un empleo, engordar y envejecer
y una vez muerto rezar por no volver a nacer.
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