sábado, febrero 26, 2005

Castigo... Peredo

En la vasta noche dos niñas ultrajadas
son llevadas en bote mientras lloran y se quejan;
y manoseando por última vez sus muslos y caderas
Las hunde en el lago desnudas y maniatadas.

Prendiendo su pipa, ilumina un instante su rostro,
aspira el humo que adormece un tiento sus sentidos;
y entregándose al sueño besa el crucifijo
abandonando los remos para que duerman sus ojos.

El lago estaba rodeado de una arboleda oscura,
y a la lluvia una neblina, densa y ciega, sucedió;
la noche se fue aclarando y con el alba el sol.

Al despertar era aún espesa la bruma.
sobre el barro el bote, agua no había ni lago
y, caminando hacia él, los cadáveres no dejan de señalarlo.

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