domingo, abril 10, 2005

II-Escrito por El gigante Ferragús


La belleza vive momentos difíciles(no se dirá que ha muerto). Agoniza, de la peor manera. Pues la poesía y la literatura sufren un mal de estos tiempos, la Novedad. Por ella las obras cumplen la función de la sorpresa, como si el lector estuviera enfermo de hipo. Los escritores nos esforzamos por la idea original, la imagen lograda de manera única, la palabra que golpea, el argumento más inesperado. Así la poesía no es barroca, ni conceptista, es simplemente mucha tierra amontonada al lado de un pozo viejo. El esfuerzo del lector puede desentrañar la escritura; aunque algunos débiles intelectos (como el de este humilde servidor) por más que se empeñan no logran ni alterarse ni nada. Benjamin dice que el hombre moderno no sabe narrar, y tampoco escuchar, y que su mayor problema es entender, aprender de su experiencia y de la de otros. Las comunicaciones y las relaciones se van entorpeciendo cada vez más, por eso este hombre parece aislarse cada vez más. Elíade dice que el arte moderno es un arte en ruinas, por que todos los grandes artistas del siglo XX han destruido los lenguajes del arte, ellos nos han dejado sólo los escombros. Y por lo tanto aquella literatura que se queda con la dificultad, y que se fascina en el tropiezo verbal es la que se queda con los cascotes, pues martilla y martilla sobre nada. Hoy, ya no queda nada por tirar. Todo ha sido arrasado. No tenemos lenguaje, ni cosas que contar. Por eso proponemos construir. Nuevamente presentemos historias para que todos disfruten. Traigamos la Idea para que movilice nuestro arte, y que las ideas sean una mínima búsqueda de Absoluto, que esas historias no sean hijas sólo de la literatura, sino que trasciendan a la oralidad, y que mañana, en el futuro el hombre que leyó esa historia pueda contarla, repetirla y renovarla.