Las campanadas hacen sonar el aire
graves ondas que viajan, palomas transparentes,
la catedral con sus torres imponentes
espanta a los niños y no menos a los padres.
Las campanadas, campanadas, campanadas,
enloquecen del tiempo sus agujas viajeras,
ya no vuelve jamás a mirar lo que deja
camina con pisadas lentas, muy lentas, pero avanza.
¡Hay apuro en los sepulcros por enterrar campanas!
¡Ay, Tiempo, tomarán con vidrios rotos tu garganta
y sonará tu campanada con sangre a carcajadas!
Palada tras palada, tras palada, tras palada,
tierra sobre tu cuerpo, tierra cae sobre tu cara,
deja que toque en tu entierro las últimas campanas.
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