miércoles, junio 28, 2006

Noche romántica...

He desenterrado su cuerpo
en la noche que clareaba allá arriba, lejana,
el candil apoyado en la tierra
aumentaba y disminuía con su luz mi sombra.

Llegado al palacio donde mi reina dormía
aparté con un pañuelo los habitantes de la
tierra húmeda y forjé los labios de la madera
que al abrirse descubrió la putrefacción de la amada.

¡Y cómo besé el hueco oloroso donde brillaron sus ojos!
el aposento mortuorio nos sirvió de lecho amoroso
y mi boca destrozó profundo los senos empolvados!

Saciado nuevamente en mi reina,
cubrí su cuerpo con las blancas túnicas que la velaban
emparejé la tierra y volví al hogar solitario.

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